DESCUBRIENDO EL ATLAS
Marruecos, es más que las ciudades caóticas y los zocos bulliciosos. Dejarse perder hacia la tranquilidad de El Atlas, de sus pueblos y de su gente es otra manera de vivir este país.
Os proponemos una ruta de 6 por las montañas de El Atlas, donde descubriremos pueblos bereberes y su cultura.
Llegamos a Marrakech desde Barcelona, el vuelo no son más de 2h30. Sólo salir del aeropuerto ya empieza el caos, la oferta de taxis, conductores que te quieren llevar a la ciudad mientras te intentan explicar que el bus al centro se ha estropeado para que vayas con ellos.
El bus que va al centro al aeropuerto es L19, tan solo cuesta 30DH (2,8€) y deja cerca de la Medina. Y después está la opción de los buses urbanos que no vas a costar 6DH (0,56€) y la L11 nos deja en la Plaza Jemaa el Fnaa. Toda la información AQUI
Marrakech está lleno de alojamientos y dependerá mucho del viajero escoger uno u otro. Nuestra recomendación, estar cerca de la Plaza Jemaa el Fnaa. Nosotros siempre buscamos en booking.com
DIA 1
Salir de Marrakech y descubrir el Atlas era nuestra idea, primera parada Oukaimeden, allí cogimos nuestras mochilas no sin antes tomarnos un te, y empezamos a andar hacia el collado de Tizi n’ou Addi. Son unos 300 metros de desnivel que salvamos en una hora. Desde el cuello ya se puede admirar la grandeza del valle de Imenane y de aquí tocaba bajar y bajar por un camino pedregoso, sin mucha dificultad, para llegar a nuestro primero destino, Ouaneskra. De camino pasamos por otro pueblo Tachedirt, que significa zarza.
Las aldeas que iremos encontrando todos estos días por el Atlas están construídas de piedra y se apelotonan en la parte baja de las laderas pintando paisajes de colores entre ocres, verdes y marrones. Veremos terrazas de cultivos y huertos colgados que se abaztecen de agua de los ríos y arroyos que hay en el fondo de los valles.
Descubrir estas aldeas te hace pensar como vivían estos pueblos, lejos de la ciudad, sin casi caminos de acceso. Vida de campo, de autosustentación, de cuidarse entre pueblos.
Dormiremos en una pequeña Gitté (Gitté Entre Les Vallés) en medio del valle un poco más abajo de Tachedirt. Es una casa familiar, tradicional, y las habitaciones adaptadas para poder alojar a los caminantes de la zona. Un lugar acogedor.
DIA 2
Nos levantamos y tomamos un desayuno tradicional marroquí, preparamos las mochilas y pusimos rumbo. Sería un día caluroso, de pasar por diferentes aldeas berebers, caminitos, más aldeas, descender al lado del arroyo del Valle (el río Assif). De camino pasamos por Temguiste, Ikkis, Arg dónde hicimos una parada para reponer fuerzas e hidratarnos del calor, seguimos hacia Imsker y finalmente llegamos a Imi Ourglad. Nuestra primera idea era dormir en un albergue pero nos paramos en una especie de tienda-bar a refrescarnos y tomar una coca cola, hablando con ellos del viaje, de lo que hacíamos en Marruecos…finalmente dormimos en esta casa. Aquí en el Atlas es habitual poder alojarse en casas particulares y así los hicimos, no podíamos rechazar la oferta. Compartir, al final, es la esencia del viaje.
DIA 3
Sería una etapa dura, más por el calor, que por otra cosa. Todo el camino sería subida y más subida, en medio de la nada, entre senderos de piedras, algún frutal al entrar a los pueblos, nuestro destino Timi Ouzzem, un bonito pueblo exactamente como los que hemos descrito al inicio del relato. Eso si lo más curioso…llegando, cuando ya se divisaba Timi Ouzzem, una multitud de manchas blancas en los tejados, curioso, miles de antenas parabólicas inundan estos bonitos pueblos terrosos. La Gitté donde fuimos a para era preciosa, con todos los detalles culturales y populares de la zona. Por la tarde nos dejamos perder entre las callejuelas hasta que empezó a caer el sol, momento de volver a la Gitté para tomar un te y preparar la cena.
DIA 4
Nos levantamos un poco más temprano, nos esperaba una etapa un poco más larga y con más desnivel. La idea, llegar al refugio Tazarghad. El camino fàcil, sin dificultades, más que subir y subir entre piedras, llegamos a las cascadas de Irhoulidene. Espectaculares, no por su altura, ni por ser grandes, sino por el sitio en si mismo, parecía mentira que pudieramos encontrar tanta agua en un valle que parecía seco con el calor del verano. Allí aprovechamos para refrescarnos, comer un poco de fruta, descansar y poder retomar el camino con energia. Ya quedaba menos, y nos hacía ilusión dormir a 3000 metros de altura, por fin un poco de fresco y dejar atrás el calor sofocante del valle.
El refugio es pequeño, pero bien conservado, tiene un altillo con colchones y una capacidad para 15 personas, pero aquél día no había nadies más que nosotros. Un lujo. Firmamos en el libro de visitas para dejar nuestra pequeña huella en aquél trocito de mundo marroquí.
La tarde de reposo, medio tumbados por fuera del refugio, gozando de las vistas, de la tranquilidad, del fresco. Una cena energética de sopa i tajín, un te y dormir.
DIA 5
Emprendemos el camino temprano, hay que salvar un par de cuellos y bajar hasta el Refugio Neltner, a los pies del Djebel Toubkal. El camino empieza entre un caos de bloques, salto aquí, salto allí y finalmente de dibuja el camino y llega la primera subida, un cuello, unas fotos, volvemos a bajar y ahora sí, llega la subida, 121 curvas que se divisan ya desde el primer cuello, con rumbo fijo y ritmo constante superamos los 650 metros positivos, estamos a 3750 metros y desde allí unas increíbles vistas hacia el valle de Imlil y de la cima del Toubkal. A lo lejos, muy lejos, se divisa el refugio donde pasaremos la noche. Sólo queda bajar y disfrutar del camino. Se hace largo, pero sin ninguna dificultad llegaremos a mediodía al refugio. 4 horas de camino desde el otro refugio. La tarde tranquila, pensando en el día siguiente, en como sería el ascenso, pero también el descenso hasta Imlil (casi 2000 metros negativos desde la cima); cenar temprano y a dormir, que el día siguiente tocaba madrugar.
DIA 6
Nos levantamos a las 4h, con el tiempo justo para cerrar la mochila, desayunar y emprender el camino. 900 metros de desnivel nos separaba de la cima. El camino no es complicado, al ser todavía negra noche encendemos los frontales, paso a paso vamos ganando altura, las estrellas nos acompañan una buena parte del camino hasta que despunta el día por detrás de las montañas. Apagamos las luces y dejamos que el paisaje nos seduzca entre las primeras luces del día. Subimos bien, sin demasiados problemas por la altura. A nuestro alrededor piedras y más piedras, es una cima rocosa y llena de tarteras. En unas 3 horas llegamos a la cima del Toubkal. Unas fotos y a retomar el camino, nos quedan muchos metros hacia abajo hasta llegar al hostel de Imlil. Bajamos por una tartera, es la manera fácil y rápida de perder altura y seguimos bajando hasta llegar de nuevo al refugio Neltner, allí tomamos unos frutos secos, un te y a seguir. La bajada será larga y a medio camino nos sorprende una tormenta. Después del calor de todos estos días hasta es bienvenida. Ahora hay que vigilar, el camino se convierte un poco en una pista de patinaje. Seguimos descendiendo, la lluvia a ratos intensa y buscamos algun sitio donde poder para un rato y comer sin mojarnos. Parece que después de comer para un poco y empredemos de nuevo el camino. Bajar y bajar hasta llegar al valle de Imlil, a la orilla del rió y seguimos andando hasta Aroumd. La entrada de este pueblo está lleno de frutales, se nota la riqueza del arroyo que pasa por allí, da vida. Y ya solo queda llegar a Imlil, un camino lleno de curvas y encontrar el hostel (Atlas Mazik Lodge)
Después de más de 12 horas de ruta llegamos, dejamos las mochilas y subimos a la terraza del hostel para tomar un te y descansar. Hay poca gente alojada, así que la tranquilidad es total. El sol cae, la tarde se hace más fría y en un rato cenaremos lo que nos han preparado en el hostel. Después de esta jornada no tenemos ganas de cocinar. La comida exquisita.
No tenemos muchas ganas de más, el cansancio ahora nos invade y mañana será otro día.
Después de 6 días caminando por los Valles del Atlas volvimos a Marrakesch, pero eso ya es otra historia